San Lorenzo durmió y su Victoria quedó en un Rincón

San Lorenzo lo gana con un gol de Cauteruccio. Pero en una jugada aislada, Rincón igualó el partido. Con este 1-1 el equipo de Bauza quedó a un punto de Boca que mañana recibirá a Banfield.

Que San Lorenzo llegó a este último tramo del torneo con lo puesto, no es nada nuevo. Que las lesiones, suspensiones y demás eventualidades surgidas sobre la marcha afectaron el rendimiento del equipo y conspiraron sus aspiraciones de campeonato, es una realidad innegable y que el equipo desnuda semana a semana. Más allá de los resultados, el Ciclón llegó a una delicada situación en la que se tornó endeble ante cada rival que se le opone. Si bien a veces los resultados fueron positivos, más de una vez la diosa fortuna estuvo de su lado.

En su visita ante Tigre se preveía un panorama similar al del prólogo. Quizá pudo taparme la boca Elizari cuando -tras una excelente jugada en la que lo habilitó una finta de Cauteruccio- quedó sólo frente a D’Angelo en el área chica. Pero pateó a quemarropa e increíblemente remató desviado cuando el gol era más fácil hacerlo que errarlo. Con el terreno cedido por el local, San Lorenzo comenzaba a circular la pelota y a aproximar cierto peligro.

No obstante, esa muestra gratis y de juego atildado pronto volvió a ser el clásico desconcierto de los últimos tiempos. A los 18, Torrico volvió a ponerse su traje de superhéroe para salvar en stéreo su propia valla. Primero tras un cabezazo de Orzán que rozó y que luego devolvió el travesaño. En la siguiente al contener un remate Tigre ya había ganado el centro del ring mediante una presión asfixiante sobre un Ciclón irreconocible. Sebastián Rincón por derecha, Federico González por izquierda, volvían loco al fondo azulgrana. Mercier no hacía pie y los de Victoria cruzaban mitad de cancha sin resistencia alguna. A San Lorenzo la pelota le quemaba en los pies, literalmente y todo se hacía cuesta arriba para el conjunto del Patón Bauza. Cuando su equipo salió del asedio de Tigre, ya era demasiado tarde, el primer tiempo había llegado a su fin.

Aunque lo del Ciclón había sido flojito, tiene en Martín Cauteruccio una carta de gol a prueba de balas. Y en una excursión de Buffarini por derecha, llegó un centro milimétrico y el uruguayo facturó con un cabezazo delicioso. Si era justo o no era, era algo anecdótico, lo cierto es que el Ciclón se ponía en ventaja en el inicio del complemento. De repente, el otrora Tigre agrandado había mutado en un felino amedrentado y al que había que darle la estocada definitiva.

Sin embargo y dentro de este combo del San Lorenzo remendado, el hecho de liquidar un partido no figura en su configuración. Esta precariedad del equipo del Patón le dio una nueva vida a Tigre que fue con todo sobre Torrico. Lo tuvo Sánchez pero Caruzzo dejó la vida y evitó el gol sobre la línea. Este momento de zozobra obligó a Bauza a mover el banco para no sufrir complicaciones en el desenlace del encuentro. Ingresaron Barrientos y Matos por Elizari y Rolle, respectivamente y allí la casa estuvo en orden nuevamente. Lo tuvo Kalinski pero D’Angelo se estiró y ahogó el segundo gol azulgrana cuando se había cruzado la barrera de la media hora final.

Transcurrían 39 minutos  y llegó lo impensado para los sanlorencistas. Un centro por derecha dejó sólo a Rincón y el colombiano –que nunca hace nada excepto cuando juega  contra San Lorenzo- igualó el partido.

El Ciclón deja en el camino dos unidades vitales para sus aspiraciones para quedarse con el título. Volvió a jugar mal y a fallar en las definiciones. Demasiadas ventajas con las escasas armas con las que cuenta. Lo festeja Tigre, un grande del ascenso, que quedó eliminado en la Copa Sudamericana por Huracán y que en ese mismo estadio le hizo cinco goles. También lo celebra Boca junto al blindaje de impunidad que la AFA, el arbitraje y los medios le brinda.

Como dice el saber popular: “No está muerto quien pelea”, mañana sabremos cuál fue el verdadero efecto de este punto que llega desde Victoria. Ojalá que Banfield actúe en consecuencia. No se puede vivir prendiéndoles velas a los demás. Si San Lorenzo no gana, el campeonato será utópico, no le busquemos más excusas.