Pablo Guede, un DT a la “altura” de las circunstancias

Pablo Guede llegó a San Lorenzo con la esperanza de plasmar su idea futbolística. No por nada y previo a su arribo, solicitó que se le armara un panóptico a uno de los costados de la cancha auxiliar. Esta “innovación” no es ni más ni menos que una estructura que permite observar las prácticas de fútbol a una cierta altura y sin perder detalle alguno.

Si hablamos de nombres propios, el de Pablo Guede podría considerarse como desconocido por Boedo, tanto como su idea de fútbol también. En la primera práctica que dirigió sorprendió a propios y extraños una estructura colocada sobre el baño ubicado detrás de la popular local donde uno de sus ayudantes filmaba el entrenamiento.

Un panóptico solía ser utilizado de manera carcelaria a fines del siglo XVIII por los guardias para tener observado a los prisioneros. Lejos de ese fin restrictivo, la idea de Guede es delinear los trabajos en el campo y controlar las acciones desde lo más alto de esta estructura.

Guede  es un entrenador de la vieja escuela del buen fútbol con abundancia de toques, rotaciones y presión alta. Sus equipos se caracterizaron por ser audaces a la hora de enfrentar un rival superior. La plantilla del último equipo que dirigió fue con una línea de tres en fondo con un central y los laterales bien parados en zona, un mediocampo con doble cinco bien pronunciado, dos extremos y un tridente ofensivo dispuesto a lastimar, marcan tendencia de lo que deberíamos esperar ver en la cancha.

Algunos recordarán al San Lorenzo campeón de Juan Antonio Pizzi, pero estos preconceptos a Pablo Guede no lo amilanan. Él vino a dejar su propia huella y el camino está en marcha, la pretemporada comenzó  y con ella se vislumbran los partidos preparatorios de verano.  Será un extenso y sinuoso camino cuya primera estación será –nada menos- ante Boca Juniors por la final de la Supercopa Argentina. Ojalá sea con los mejores éxitos.