No hubo milagro: San Lorenzo quedó eliminado de la Libertadores

San Lorenzo arrancó enchufado el primer tiempo, presionando bien arriba y generando el error del endeble fondo Santista. La efervescencia del entusiasmo se fue apagando y el local, con conocimiento y haciendo uso del resultado conseguido en la ida, empezó a hacer su juego. Con un Peruzzi prematura pero justamente amonestado, el ataque Peixe se focalizó en la banda que tenía que cuidar el ex Boca y Vélez. Amén de eso, el gol llegó por ese lado pero en una jugada donde Gattoni cierra con miedo de cometer penal y con un Donatti que regresaba al trote por un golpe en el tobillo izquierdo que lo tuvo a maltraer.

A pesar de lo descompensado que queda el equipo sin un cinco de marca que de la talla de la camiseta que usa, la primera mitad del Ciclón no fue mala: jugó a lo que tuvo que jugar, arriesgó y generó varias situaciones de gol que encendieron, aunque sea en un suspiro, la llama de la ilusión cuerva. Un celoso Esteban Ostojich se hizo un festival de amarillas, en su gran mayoría por reclamos tanto a su persona como a sus asistentes.

En el segundo tiempo sufrió la justificada expulsión de Gabriel Rojas y quedó aún más descompensado. Llegó el segundo del local y San Lorenzo empezó a hacer gala de su amor propio. Di Santo descontó a los pocos minutos y promediando el complemento Ángel Romero igualó las acciones. Joao Paulo, arquero Santista, fue la figura excluyente del partido, ya que sin su actuación el Ciclón se podría haber traído mucho más que la frente en alto.

Dignísima tarea del equipo de Dabove, que pagó caro el horrendo primer tiempo de la ida y no ligó ni en los rebotes e hizo figura al golero brasileño. Boedo disputará a partir del próximo miércoles la Copa Sudamericana, y si bien no es consuelo, haberle jugado palo y palo al subcampeón de América en casi todos los tramos de la serie genera la sensación de que aún se puede soñar con una alegría internacional.