Michelini y su recuerdo imborrable del clásico

Un 4-0 en Parque Patricios que fue baile, locura y carnaval. En las tribunas y en el terreno de juego, con la cabeza más puesta en la Copa Sudamericana 2002 y sabiendo que no se ganaba en el Ducó hacía 8 años. Con todo eso en la espalda, vapulearon al rival de toda la vida, como casi siempre y para no faltarle el respeto a la historia.

Los toques de clase y distinción de Romagnoli, la garra de Michelini y la actitud goleadora de Astudillo son algunas de las marcas que dejó el 9 de noviembre del 2002. Además de ganar, golear y gustar, ese día también se recuerda porque el Quemero no dejó que se termine la faena. Podría haber sido aún mayor el resultado a favor del equipo dirigido por aquel entonces por Insúa.

Hablamos con uno de los protagonistas de ese encuentro, Pablo Michilini, quien recuerda ese día como si fuese ayer: “En la previa se entrenaba igual y con la misma intensidad, pero la ansiedad y la forma de vivirlo cambia un poco a otros partidos”. La confianza y cómo llegás es importante: “Es más normal si venís bien que saques una ventaja, pero muchas veces se termina equiparando por la importancia del partido”.

El primer recuerdo que se le viene al volante es el primer gol: “La jugada no fue casualidad, la preparamos en la semana y antes de que patee el Pipi le dije que la tire donde habíamos dicho en los entrenamientos. Fue lindo y especial porque se notaba cómo estaba ese equipo”, añadió.

Su gol, el tercero en el clásico, no fue uno más para Pablo, él lo coloca dentro de los tres más importantes de su carrera: “Aparte de ese, en el podio están el de la final de la Sudamericana ante Atlético Nacional y el de Independiente, que un poco me lo roba Romeo je”.

Pese a la mejor actualidad de Huracán, Michelini apuesta por los de Boedo: “Apuesto a la calidad de jugadores que tiene el plantel y que desde ahí se pueda sacar una diferencia favorable. Creo que va a ser triunfo para el Ciclón”, finalizó.