Mercier: "No me fui a Betis para poder ser campeón de América"

Cada día que pasa, ese grupo de campeones del Inicial 2013 y de la Copa Libertadores 2014 se hace más gigante. Apellidos sin tanto nombre en ese momento, lograron 2 títulos en 8 meses para San Lorenzo y sellaron a fuego su historia en el club.

Hoy, a 6 años de la conquista de América y de aquel 13 de agosto inolvidable, en San Lorenzo Primero hablamos en exclusiva con Juan Ignacio Mercier, con quien recordamos toda esa gesta de aquel grupo: del Maracaná ante Botafogo hasta el Bidegain con Nacional. Los goles de Piatti, las salvadas de Buffarini y los penales de Torrico ante los cariocas, la goleada ante Bolivar y mucho más.

“San Lorenzo representa muchísimo para mi, llegué en silencio, cuando las cosas no estaban saliendo tan bien. Me conocían por mi paso por el ascenso y Argentinos, pero no más que eso. Con el tiempo hemos logrado muchas cosas y el cariño de la gente siempre fue muy lindo“, comienza la charla el Pichi.

Comenzando a repasar aquel semestre, el equipo venía de dar la vuelta en cancha de Vélez, con cambio de DT incluído por la salida de Pizzi y la llegada de Bauza y con el campeonato bajo el brazo, había que ir por el máximo objetivo: la Copa Libertadores, y Mercier recuerda esas primeras semanas de pretemporada: “Se inició algo lindo. Con el Patón fuimos paso a paso conociéndonos, sabíamos a lo que jugábamos y eso es muy importante”. En la fase de grupos, la clasificación se hizo desear hasta el último minuto del último partido y hasta parecía que se perdía la chance de pasar, sobre todo con aquel empate sufrido sobre la hora ante Independiente del Valle, y el mediocampista de ese equipo del ciclón lo recuerda: “Nos cobran un penal y eso nos modificó todo, encima con los incidentes que tuvimos con la Policía local”, recuerda.

De cara a la última fecha ante Botafogo, con un oído en Chile había que salir a ganar por un par de goles ante Botafogo y por eso, el Pichi explica que “la clasificación siempre pareció complicada por lo matemático, parecía milagroso. Éramos conscientes de todo eso, pero hicimos el máximo esfuerzo y se dio. El día de la clasificación con Botafogo me acuerdo del grito de la gente con el “si se puede” y “uno más”, por los goles que teníamos que hacer y de Nacho (Piatti) que la puso en un ángulo pero él quería definir a otro lado. Tras eso nos hicimos muy fuertes, sobre todo de local, logrando eso era dificil que de visitante nos pasen por arriba“.

Con Gremio, se dio la frase icónica del Patón Bauza, que se mete en el vestuario antes de los penales y ante la cámara de TyC Sports, reconoce que no va a ver los penales diciendo “para qué, si ya ganamos”, y Pichi recuerda cómo se enteró de eso: “Nos sorprendió. Él tomaba la presión porque era consciente de lo que podíamos lograr. Era muy tranquilo, en todo momento. A comienzos de semana te decía si jugabas o no, pero para prepararte para el partido siguiente y te permitía trabajar a full. Es de la vieja escuela y a mi me gusta eso”.

En esa Copa, San Lorenzo elimina de forma consecutiva a tres equipos de Brasil: Botafogo, Gremio y Cruzeiro, de los cuales los últimos 2 eran grandes candidatos a ganar la copa: “Estuvimos muy bien posicionados en los cuartos de final, y conseguimos el gol de Piatti rápido. La forma de juego de esos equipos te obliga a meterte en campo contrario para no permitir que se agranden y te lleven puesto, jaja”, dice.

Aquella Libertadores tuvo el parate tras los cuartos de final por el Mundial de Brasil, y el Pichi lo analiza a la distancia: “Estábamos firmes, en un gran momento pero nos frenó eso y sufrimos varias cosas: la venta y operación de Angelito Correa y el conflicto con Valdés, donde teníamos que sacar fuerza de las piedras para que no nos afecte y seguir focalizados. El Patón fue muy importante ahí, porque nos decía que estemos tranquilos y confiáramos en lo que hacíamos”.

Pasada la Copa del Mundo, todos estaban pendientes de esa semifinal ante Bolivar, y Mercier recuerda esos días previos, con la ansiedad y la expectativa que ya se sentía en la gente: “Jugábamos de una manera que con la confianza que teníamos, no había duda de lo que buscábamos y eso, a nosotros, nos daba muchísima tranquilidad”.

Llega el duelo con Bolivar, el Nuevo Gasómetro repleto de gente, semifinales de Copa Libertadores: Había que sacar la ventaja para ir a pelearla a la altura de La Paz, y San Lorenzo, en este caso, fue el que estuvo a la altura de las circunstancias: 5-0 y prácticamente un pie en la final, pero la particularidad de ese partido fue que el propio Pichi cortó un avance rival como acostumbraba pero definió en el arco rival como no se lo tenía tan visto, convirtiendo esa noche su primer gol con la camiseta del ciclón: “Me equivoqué, jaja. Se la quiero pasar a Cauteruccio, pero intercepta un defensor, sigo corriendo por inercia y me queda la pelota, que la agarré tan bien que salió para abajo y se clavó”.

Pero a la distancia y de forma risueña, recuerda que lo primero que se le viene a la cabeza es que lo gastaron después del gol: “Cetto me decía que era con puño cerrado y yo salto y con mano abierta. Siempre que hablamos me lo dice y nos reímos mucho”, cuenta.

El 5-0 era un paso gigante para la cita máxima, pero Mercier no se confiaba y lo explica: “En la altura no te podés confiar. Tenés que jugar corto y seguro y nada más. Ellos recibían y pateaban y eran mísiles, pero confiábamos en Torri y nosotros éramos conscientes que había que jugarlo 0-0. No nos podíamos dar el lujo a que nos conviertan rápido, pero por suerte salió todo bien y pasamos”.

La final era un hecho y la adrenalina aumentaba, y Pichi lo explica desde adentro: Éramos conscientes lo que se vivía, con la gente buscando un ticket como sea, que se pedía el día para sacar una entrada y viajar a Paraguay, pero había que traer un buen resultado y más allá del empate, sabíamos que en casa lo podíamos sentenciar”. Y esa chance se dio. El 13 de agosto llegó y el partido de vuelta con Nacional, a todo o nada, por la gloria eterna, se presentaba ante sus ojos para quedar en la historia grande de San Lorenzo: “Yo sabía dónde estaban mis compañeros y por eso juego de memoria, arrancamos mal, la pierdo y da la pelota en el palo. Jugando mal, nos acomodamos y se da la jugada del penal, y en el 99,9% cuando había un penal sabíamos que era gol y había que festejar con Orti“.

Más allá de la ventaja por el gol, el equipo no hacía pie y Mercier recuerda ese entretiempo, de pocas palabras del Patón: “Nos vino bien, hablamos mucho nosotros, Bauza dijo lo mínimo e indispensable porque confiaba en el equipo. En el segundo tiempo nos faltó profundidad pero al menos fuimos más contactos y prácticamente no sufrimos”, dice sobre aquel eterno segundo tiempo en busca de la gloria.

La charla vuela en el tiempo y se establece otra vez a finales de 2013, 8 meses antes del grito sagrado de conquistar el continente: tras ser campeón en Vélez, Mercier tuvo la chance de ir al Betis de España pero se negó y el final de la historia es conocido, pero cuenta al detalle, cómo le llegó ese ofrecimiento y cómo tomó la decisión de seguir en San Lorenzo: “El día de la definición del torneo, mi hija estaba internada por nacimiento prematuro. Se apareció un empresario diciéndome que podía llevarme al Betis pero nunca concretaba. En un momento le dije qué necesitaba pero esta persona seguía dando vueltas y le dije que no quería irme a ningún lado, sino quedarme. Lo hablé con mi familia y se nos acercó el señor (sic) Matías Lammens y le confirmamos que queríamos seguir en el club. Yo estaba muy a gusto acá, tuve la chance, sí, pero decidí quedarme y por cómo se dieron las cosas, familiar y profesionalmente, fue lo correcto”.

Volviendo a la noche de gloria del 13 de agosto, recuerda con emoción y orgullo cómo le cumplió la promesa a Ángel Correa de que él sea Campeón de América: “Le dije que se iba a ir al Atlético con la medalla colgada y pudo irse tranquilo a recuperarse de su operación. Además de él, me llevo muy bien con todos los pibes de esa camada, Tito Villalba, Leo Navarro, Catalán. Se hicieron respetar muy grande y ellos eran muy respetuosos también”.

Tras ser campeón de América, fue el turno del Mundial de Clubes en Marruecos, y Mercier, como tantos otros, se hizo de abajo, porque poco tiempo atrás estaba en cancha de Flandria, en el Carlos V defendiendo sus colores y a fines del 2014, enfrentarse al Real Madrid en el máximo partido de clubes que un futbolista puede apuntar: “Fue todo increíble, pero ver a la gente de San Lorenzo el esfuerzo que hizo para estar ahí, poniendo sus tarjetas en rojo o sacando un crédito para estar, no se podía creer la forma que alentaban y cómo había gente por todas partes y rescato eso, el acompañamiento en las buenas y en las malas. Al irnos desde Ezeiza y al volver de Marrakech hubo caravana en agradecimiento y en realidad, los agradecidos somos nosotros”.

En cuanto a la actualidad del Pichi, le sigue quedando hilo para jugar y con 40 años, parecería estar cerca de firmar para Mitre de Santiago del Estero, de la Primera Nacional, pero ante la consulta de este medio si se ilusiona con retirarse en San Lorenzo, algo que hace poco parecía factible, afirma: “Ésta era la chance, si no fue, dudo que se dé. Las circunstancias no se dieron y estoy ultimando detalles con otro club. Siempre voy a estar cercano al club porque tengo amigos”.

Por último: “Agradecido al hincha por cómo me trataron a mi familia y a mi y por el recuerdo que tienen de este plantel. Con el tiempo te das cuenta lo que obtuviste”, cerró.

Repasá la entrevista completa con Juan Ignacio Mercier: