El Ciclón ganó por una cabeza y continúa siendo líder

San Lorenzo sufrió como testigo falso para sacarse de encima al modesto Crucero del Norte. El Ciclón ganó 2 a 1 con goles de Matos y Caruzzo, Dujaut había empatado parcialmente para la visita.

Paradójicamente en el Día del Niño, San Lorenzo demostró que está huérfano de fútbol. La lesión obligada de su creador, Leandro Atilio Romagnoli, desnudó una vez más esa carencia que algunas veces supo disimular. Ni siquiera sirvió de atenuante que el rival fuera el humilde Crucero del Norte quien llegaba desde Misiones, tan sólo a no hacer un papelón.

Sin embargo, la tarde dominical no le sentó para nada bien al Ciclón que debió sufrir más de la cuenta. De entrada, un yerro de Kalinski posibilitó una contra que casi termina en gol del Colectivero. Torrico dudó ante la cortina de Fontanini y dejó una pelota viva que le quedó a Ávalos quien (con el arco a su merced) pateó y Caruzzo salvó sobre la línea. Después de esa ráfaga inicial y clásica en la que San Lorenzo parece calentar motores y da muchas ventajas, comenzó a emparejar las acciones y asumir el protagonismo del encuentro.

A los 26 llegó la apertura del marcador cuando Buffarini rompió el travesaño y Matos la empujó debajo del arco. San Lorenzo no estaba cómodo en la cancha y se notaba. Más allá de que Ortigoza la descosía, no encontraba secuaces para interpretar su repertorio y el equipo lo sentía. Para colmo, daba ventajas en el fondo que el limitado Colectivero intentaba aprovechar. Pudo incrementarse la diferencia pero Cauteruccio y Blanco estuvieron erráticos a la hora de definir. En el descuento, en el enésimo error del fondo, una serie de rebotes le permitió a Dujaut encarar y pegarle al arco. Su remate hizo estéril el vuelo de Torrico y se transformó en el empate y un baldazo en un Bidegain que volvió a mostrar una multitud. Sobre llovido, mojado.

En la parte final, el Ciclón se llevó por delante a Crucero que tan sólo apeló a replegarse y a hacer tiempo, sistemáticamente. No obstante, las falencias defensivas del líder del torneo posibilitaron al conjunto misionero espacios de los cuales jamás pudo beneficiarse. San Lorenzo iba e iba pero el gol se hacía desear. Los ingresos de Barrientos, Blandi y Rolle no habían influido demasiado pero el equipo continuaba yendo hacia adelante. Y tanto lo quiso que tras un córner de Rolle, la cabeza de Caruzzo encontró la merecida recompensa. El 2 a 1 hizo recordar a aquel gol de Coloccini ante Los Andes, en el Ciclón campeón 2001 conducido por el Ingeniero Pellegrini.

San Lorenzo no jugó bien, justo es reconocerlo. Padeció en demasía las ausencias de Yepes y de Mercier, también la falta de fútbol. Pero logró lo importante en este tipo de partidos que es ganar. Ganar para seguir como puntero y a la espera que otros equipos colaboren con esta cruzada que termina en diez fechas. Con los tres puntos en casa, mejorar es más fácil, ¿o no?