Ad10s, Pipi

El 4 de mayo del 2018 no fue un día especial, lo era, pero Leandro Romagnoli no permitió que lo fuera. El equipo del que es hincha, jugador, ídolo y leyenda, enfrentó un momento decisivo. Ingresar (o no) a la Copa Libertadores de América 2019 era el objetivo, el funcionamiento del equipo no acompañaba y el ambiente del fútbol en general coincidía en que San Lorenzo no jugaba bien y por tanto no merecía acceder al cotejo internacional de clubes más importante del continente. Pipi era consciente y supo que su decisión, tal vez la más importante en su vida deportiva, no podía ser el eje, no podía ser aquel su “partido despedida”.

No emitió un gesto, no dijo palabra alguna que diera indicios sobre su futuro, sólo recibió el cariño de la gente desde las tribunas. Leandro Atilio disputó su último partido profesional como local en el estadio donde cumplió gran parte de sus sueños, junto a la gente que lo vio crecer o a aquella que lo admira desde pequeña y disfrutó de su enorme calidad para jugar al fútbol. La hinchada azulgrana, que pudo percibir que algo iba a cambiar, no logró sacarlo de su objetivo que era clasificar a la Copa Libertadores. Junto al grupo que lideraba como capitán, lo consiguió.

Ayer 15 de diciembre, a 20 años su debut con la 35 en la espalda y Oscar Ruggeri en el banco de suplentes, Romagnoli tuvo su merecida despedida. Una fiesta a medida, con su familia, su gente, algunos de tantos compañeros en las conquistas que lo hicieron el más grande de la historia azulgrana y por supuesto miles de fanáticos que se acercaron a decirle adiós, pero sobre todo a verlo jugar a la pelota por última vez con la del Ciclón.

Rock, cumbia, murga y carnaval, el festejo tuvo algunos adornos de color que dieron el espectáculo pero la magia pasó por el fútbol de Beto Acosta, Pipo Gorosito, Nacho Piatti, Néstor Ortigoza, Pichi Mercier, Pocho Lavezzi, Pablo Michelini, Bernardo Romeo -que hasta se dio el gusto de hacer el gol 100- y muchos más, comandados por Rubén Darío Insua y Oscar Ruggeri o el querido Patón Bauza. “Los campeones del 2014 vs Los amigos del Pipi”, casaca azulgrana contra negra, San Lorenzo ganó igual.

Las emociones no faltaron, Pipi recibió mensajes en emotivos videos que lo desbordaron de lagrimas, abrazos de los más cercanos en su familia y hasta se dio el lujo de jugar con su viejo Atilio, que con alguna pincelada dio a entender que el buen fútbol se respira desde siempre en la vida del máximo ídolo del Ciclón. Todo ante el pueblo cuervo que incansablemente lo ovacionó, incluso antes de poner un pie en el estadio.

“Este es un nuevo comienzo” se escuchó en algún video y de boca de Romagnoli, está claro que toda la vida quedará ligado al amor de la gente de San Lorenzo que lo seguirá teniendo en el club, desde otro lugar claro, pero presente bien cerca del corazón. La noche cayó sobre el Pedro Bidegain y “Adios a un cuervo” terminó mutando en la única consigna posible para semejante ídolo de la historia cuerva: “GRACIAS PIPI”