Tomando algunas birras con los pibes

Aunque San Lorenzo comenzó mejor que Quilmes, en la primera parte le resultó imposible doblegar a su rival. Más allá de que fue mucho más que el conjunto Cervecero, el elenco de Diego Aguirre careció de efectividad en la última jugada y eso lo privó de ponerse en ventaja.

Con un esquema similar al que nos tiene acostumbrado, el Ciclón asumió la iniciativa desde el arranque, gracias a la movilidad de sus volantes y a las frecuentes proyecciones del juvenil Gabriel Rojas, uno de los más destacados jugadores de San Lorenzo en la primera parte. Precisamente de sendos desbordes de Rojas llegaron las situaciones más claras, pero ningún compañero alcanzó a empujarla a la red. Por momentos, con una presión asfixiante y con la innegable sensación de haber sido mucho más que Quilmes, el primer capítulo llegó a su fin en absoluta igualdad. Quedaba la sensación de que el Ciclón había hecho todos los méritos necesarios para ir ganando el partido a pesar de que el marcador no se había modificado.

En el complemento, el argumento del cotejo no varió, al contrario. San Lorenzo siguió yendo al ataque, arrimando cada vez más peligro sobre el arco defendido por César Rigamonti. Antes del cuarto de hora, la visita se quedó con diez jugadores por la expulsión de Sarulyte, producto de doble amarilla. Nico Blandi tuvo la apertura en sus pies pero le negaron el gol cuando iba a rematar. Era todo azulgrana, mas el gol se hacía desear. Hasta que finalmente el arco se abrió y Boedo festejó por dos. Primero y después de tanto ir, Ezequiel Cerutti tuvo su recompensa y con un derechazo cruzado encontró la red y el desahogo contenido del público. Un par de minutos más tarde y con Quilmes volcado en ataque, una contra fulminante dejó al Chimy Ávila (reemplazante de Merlini) frente a Rigamonti y lo batió para desatar otra locura en el estadio. Era el 2-0, la victoria merecida y por la que el Ciclón había hecho todo para conseguirla.

El cierre fue a pura fiesta e incluyó una tercera conquista, esta vez del goleador Blandi quien la empujó en la línea para decretar el 3-0 final.

San Lorenzo dio una muestra de carácter y con varios pibes en cancha se sacó de encima a un Quilmes que vino a no perder y se comió una goleada.