Se llenó el tanque de combustible, tampoco funcionó el motor...

Las pocas posibilidades que tenía San Lorenzo de seguir en carrera por el título, las tiró por la borda en Bahía Blanca donde cayó con el pobre Olimpo por 2 a 1. Matos hizo el gol del descuento del equipo que ahora se ubica en el tercer lugar del torneo y a la espera de más resultados para mendigar algún premio consuelo.

¿Y ahora de qué nos disfrazamos, Patón? ¿De qué manera justificamos esta nueva frustración que no sólo extingue las ínfimas chances de campeonar sino que también casi hipoteca las de clasificar a la Libertadores?

Decías que el equipo llegaba con el tanque de reserva y lo entendimos. Argumentabas que el plantel (el que vos armaste ya que estás en el club hace casi dos años) era corto, puede ser. Que las lesiones y suspensiones habían influido, quizás. Pero en dos semanas, ¿tampoco tuviste tiempo para darle al equipo una imagen decorosa? ¿Estás seguro que el problema está en el tanque de combustible? Cada día me convenzo más –y mucha gente también lo comparte- que el principal déficit pasa por el conductor del barco, es decir por el DT, Patón.

San Lorenzo dio lástima en Bahía Blanca, justamente en el primer encuentro en el que su público tuvo la posibilidad de asistir como visitante. De nada sirvió esa ráfaga del final ya que el daño estaba hecho desde hacía bastante rato. El Ciclón debía ganar todo lo que le quedaba por jugar, sin embargo salió a jugar como en los últimos partidos, es decir a nada.

La derrota ante Huracán fue una bisagra en el torneo, aunque aún quedaba demasiada tela por cortar. Lo cierto es que desde allí casi todo se dio a contramano. Eliminado de la Copa Argentina, de manera insólita y en pocos minutos, la única competencia azulgrana se limitaba a la lucha local pero aquí también la realidad golpeó la puerta. Sendos empates con Tigre y Rosario pusieron al equipo en estado de dependencia de una eventual caída del puntero Boca a quien le quedó la mesa servida. Sí, ellos mismos a quienes les ganamos de chiripa en la última jugada son los que van a quedarse con una nueva estrella.

¿Y San Lorenzo? Bien, gracias. Más de lo mismo, con otra frustración en el bolsillo, la enésima tras la obtención de la Copa del año pasado. ¿Y eso exime al DT de responsabilidades? Para mí sí, de hecho creo que la era Bauza ya llegó a su fecha de vencimiento. No lo quiero más, así de simple.

Más allá de la derrota de hoy, vergonzosa por cierto frente a una escuadra inferior, nombre por nombre, es una mancha más de un tigre que ya pedía recambio desde hace tiempo. Este San Lorenzo no va más, tocó fondo hace mucho, aunque algunos se nieguen a verlo así, uno de ellos su entrenador quien hace días admitió: “Si por mí fuera, sigue todo el plantel”. ¿Te parece Bauza? Me pregunto: ¿Hicieron méritos para estar Franco Mussis, Nicolás Blandi, Martín Rolle, Mauro Cetto, Matías Catalán? Conste que dije para estar, para mí son jugadores que no tienen categoría ni siquiera para formar parte de la B Metro, pero en fin. Continúo: ¿Deben seguir en el plantel Enzo Kalinski, Mario Yepes, Fernando Elizari, por tan sólo mencionar a algunos? Son preguntas retóricas las que hago, es obvio que la mayoría compartiría mi pensamiento. ¿Y a pesar de eso vamos a seguir bancándolos? ¿Debemos soportar este capricho de un entrenador que prefiere morir con la suya en vez de realizar una autocrítica y entender que no siempre las ideas personales son mejores que el resultado colectivo?

Para mí el ciclo Bauza llegó a su fin, espero que lo entienda -de una vez por todas- el propio entrenador pero también la dirigencia que brega por su continuidad. La caída libre aún no culminó y ya se habla de un proyecto a largo plazo. ¿La obtención de la Copa borra todo el combo de desilusiones posteriores? ¿Hace falta que repase que hablo del Mundial de Clubes, la Superfinal, Recopa, dos Copas Argentinas, torneo de Transición y el que se derrochó hoy?

Luego de una extensa introducción procedo a comentar lo que ocurrió esta tarde donde el –próximamente jubilado- Sapito Encina se vistió de Cristiano Ronaldo, revolcó al descuidado fondo del Ciclón y batió a Torrico para abrir el marcador. En el segundo tiempo, un tal “Cachete” Morales, otro cuatro de copas (que la única vez que se puso camiseta de equipo grande fue en el cumpleaños de un amigo), se dio el lujo de humillar al fondo y anotar el segundo gol aurinegro.

El Ciclón, esta vez una ventisca inocua y descremada, se mostró coherente y jugó lo peor que pudo. A excepción de los que se ganan cada billete en cada pelota –Buffarini, Mercier y poco más- San Lorenzo fue un desastre, y no exagero. Ante la adversidad y perdido por perdido Bauza sacó al sticker de Kalinski, metió a Matos y lo puso a Barrientos en su lugar. El DT tan sólo tardó medio partido (y un gol abajo) para entender que el viejo Pichi necesitaba a Quignón a su lado ante la lesión de Ortigoza. Pero como sus antojos son admitidos por muchos que creen que Bauza es poco más que un semidios y le aceptan todo…

Decía que con otro longevo -aunque efectivo- como Matos, San Lorenzo redujo la diferencia pero ni eso alcanzó para lograr dar vuelta la historia. Blanco quiso pero no pudo, con 9 hombres (Blandi y Rolle en cancha no suman) era una tarea titánica. Hubo centros al por mayor, defensores que permitieron goles ajenos pero que quisieron escalar el Everest en ojotas yendo a buscar algún cabezazo salvador. Mamadera…

San Lorenzo corroboró mi teoría de que no tenía plantel para pelear, nos ilusionó al límite y se cayó cuando menos se lo esperaba. No era necesario llegar a este punto, Patón, hacía falta un poco de reflexión, tal vez un barajar y dar de nuevo. Eventualmente confiar en los juveniles, ¿no? Si no, ¿qué sentido tiene prepararlos para un momento que nunca les llega?

Que hay piezas del engranaje que ya no sirven y hay que reemplazar, no caben dudas, como tampoco que Edgardo Bauza debe ser el que continúe haciendo funcionar este dispositivo.