Se acabó lo que se daba, otra vez sopa

Todo lo bueno que San Lorenzo había construido en el partido de ida, se le escapó como agua entre los dedos en el primer cuarto de hora. Porque -si bien la diferencia del 2-0 obtenido en el Bidegain no era determinante y la serie permanecía abierta- era una ventaja importante y que (a priori) tranquilizaba de cara a la revancha. Pero como decía anteriormente, en un abrir y cerrar de ojos, la realidad golpeó y dejó todo como estaba antes de empezar el enfrentamiento ante Lanús.

Sería una necedad desmerecer la presión asfixiante que Lanús ejerció sobre el Ciclón, el origen de la remontada granate en La Fortaleza. Pero también hay que reconocer que San Lorenzo jugó decididamente mal. Superado en velocidad, redoblado en las marcas, triangulando con criterio gracias al juego enloquecedor de Lautaro Acosta, Sand y Martínez, a nadie sorprendió que el local abriera el tanteador casi desde el vamos. Primero el interminable “Pepe” Sand fue quien fusiló a quemarropa a Navarro, minutos más tarde y tras un córner anticipado fue Pasquini quien la peinó y anotó el segundo tanto del Grana.

Desconcertado, sin ideas ni actitud, haciendo agua en todos los sectores, ese era el preocupante diagnóstico de un San Lorenzo que veía que se le venía la noche y no sabía cómo hacer para frenar un vendaval llamado Lanús. Sin embargo, el local bajó los decibeles luego de que Sand estrellara un pelotazo en el poste y Belluschi hizo lo mismo al encontrar a Andrada adelantado. Y ahí se equipararon las acciones, y el juego. Y el entretiempo encontró un resultado que quedaría inalterable, y reflejaba (hasta ese momento) igual marcador que una semana atrás había coronado un gran triunfo azulgrana: 2-0.

En la segunda parte, el dramatismo se adueñó del juego. San Lorenzo se adaptó al partido y hasta se animó a inquietar con asiduidad a Andrada. Con el ingreso de Rubén Botta encontró más juego y a tiro estuvo de inclinar nuevamente la balanza a su favor cuando probó al arco e hizo lucir a Andrada. Dio la sensación de que en el último tramo todo pintó color azulgrana, no obstante le faltó la estocada final y la definición por penales fue inevitable. Y ahí, la victoria volvió a ser de Lanús.

San Lorenzo quedó eliminado, no hay nada más que agregar. La tristeza y la decepción invaden. El año futbolístico se perdió, ya habrá tiempo de buscar responsables y responsabilidades.