Ojalá que duren los Díaz felices

San Lorenzo archivó rápidamente la dura derrota sufrida el miércoles en Río de Janeiro en una suerte de borrón y cuenta nueva debido a que aún queda demasiado en juego. Pero para enderezar el rumbo debía superar su primer escollo a la vista, léase Belgrano de Córdoba.

Más allá de que tuvo un buen primer tiempo y en el que se fue en ventaja por 2-0, goles de Paulo Díaz (de cabeza) y Ortigoza de penal (tras falta al chileno), en ningún momento dio muestras de seguridad en el fondo y esas desatenciones le imposibilitaron cerrar el partido antes de tiempo. De hecho, al comienzo del complemento, Lema aprovechó un córner y de cabeza metió el descuento en otra clara muestra de la fragilidad de la última línea.

Con la ajustada victoria parcial que el 2-1 indicaba, el Ciclón volvió a imponer respeto en el campo. Orti continuó manejando los hilos y Cerutti desbordando por ambas bandas. No obstante, le faltaba llegar a ese gol que le diera tranquilidad en el marcador. Lo tuvo Nico Blandi de cabeza y a quemarropa pero Acosta salvó al Pirata. Era todo de San Lorenzo pero no lo liquidaba y se exponía a alguna contra o error defensivo, como aquel toque corto de Caruzzo que Torrico tuvo que reventar a la platea.

El último tramo se sufrió más de lo debido, en parte por la falta de definición a la hora de rematar al arco cordobés como así también por el endeble Corujo.

Volvió al triunfo el Ciclón y eso es lo más importante. Ganó y ganó bien, por momentos jugando buen fútbol. Hay que mejorar, es verdad, pero con los resultados positivos todo tiene otro color, azulgrana por supuesto…