"No ponen huevo, no ponen nada..."

“No hay peor cuña que la del mismo palo” pensarán todos los cuervos que tienen memoria y recuerdan a aquel “Tiki-Tiki” Di Lorenzo que irrumpió en el primer equipo de San Lorenzo a inicios de este siglo. Sí, justamente el mismo rubio volante zurdo que probó desde lejos y encontró una floja respuesta de Torrico y se transformó en el gol de un Temperley que venía al Bidegain a remarla. Y no sólo que salió a flote sino que regresó al Sur con la victoria. Mamadera…

Más de lo mismo, crónica de un fracaso consolidado y que parece no haber encontrado fondo y que semana a semana agrava aún más una crisis que algunos quieren ocultar como basura bajo la alfombra. Este 2017 tétrico para San Lorenzo desquicia a cualquiera y amenaza con explotar próximamente. 

Derrotas inexplicables ante Tigre, Atlético Tucumán y esta noche ante el prácticamente descendido Temperley (en el mismísimo Bidegain); goleada sufrida con Flamengo y Atlético Paranaense por una Copa donde las chances penden de un hilo motivaron la espontánea reacción del público apenas finalizó el partido. El título ya se escapó de las manos, los traspiés hicieron que también la posibilidad de ingresar a la próxima Libertadores. Y no porque las matemáticas así lo hubieran decidido sino porque el plantel quedó groggy y ya no responde. Mucho menos su entrenador.

Diego Aguirre ya cumplió su ciclo en el Ciclón, quedará en el recuerdo como un DT del montón y por más. No lo exime nada puesto que no logró nada en el club. Tampoco podrá jactarse de haber hecho debutar a tal o cual jugador, en fin, su estadía figurará para las estadísticas pero jamás se anhelará su paso por la institución.

Pero no es el único responsable de este nuevo fracaso, también lo es del plantel, comenzando por quien le permitió al Gasolero ponerse en ventaja y quedarse con el triunfo: Sebastián Torrico. El “Cóndor” volvió a cometer un horror que le costó otros tres puntos a San Lorenzo. Más allá de algunas desinteligencias defensivas, el Ciclón se quedó sin argumentos en la creación debido al devaluado momento de Ortigoza y de Belluschi. Sumado a las reiteradas lesiones de Cerutti, a la soledad de Blandi y al flojísimo momento de Botta, apenas asoma la cabeza Merlini y da la cara por sus compañeros. Los demás, suplentes incluidos, poco y nada.

Temperley se fue en ventaja luego de los primero 45 minutos y aunque sufrió en demasía por no resignar la victoria tuvo en su arquero Ibáñez (ex azulgrana, de mediocre paso) al MVP de la cancha. San Lorenzo inquietó y tuvo la igualdad a tiro, pero siempre careció de puntería y cuando sí la tuvo los remates no tuvieron potencia. Con el correr de los minutos se le fueron cayendo más soldados -Botta y Belluschi- mientras se alejaban las esperanzas del empate. La pitada final fue la lógica consecuencia de un público que se cansó de esta situación y que se hizo escuchar mediante insultos y silbidos. Que el entrenador y los referentes continúen (o no) una semana o dos meses dependerá de ellos y de la dirigencia. Habrá que ver quién se anima a ponerle el cascabel al gato, mientras tanto los de siempre seguimos sufriendo, a la espera de un cambio de rumbo. Esto ya no se soporta más. ¿Lo entenderán  o seguirán mirando para el costado?