No jugó Mercier pero fuimos muy pichis...

San Lorenzo tenía la victoria en el bolsillo pero a los 49 de la parte final Wanchope Ábila se lo empató y sentenció el 1-1 para el Globo (que estaba con diez jugadores) en el Ducó. Fernando Belluschi había abierto el tanteador para el Ciclón.

San Lorenzo y Huracán no se sacaron diferencias en la primera parte. Dio la sensación de que el Ciclón tuvo más el balón y que acercó más peligro en el arco defendido por Marcos Díaz, sin embargo no le generó ninguna situación de riesgo. Por el lado del Globo, hizo lo que pudo, con lo que tiene. Hay una diferencia abismal de plantel, no descubro nada, no obstante en la cancha juegan once contra y según la distribución de cada uno de ellos (y de las individualidades) será el resultado final.

Aunque tuvo algunas dudas al comienzo, San Lorenzo estuvo bien parado en el fondo y prácticamente no corrió riesgos, pero tampoco se las provocó a Huracán. Más allá del manejo de Ortigoza, algunas fintas de Blanco y desbordes al por mayor de Cerutti, los avances se diluyeron al aproximarse a Díaz. Para colmo de males, las pelotas paradas fueron desaprovechadas sistemáticamente y eso perjudicó aún más la ofensiva azulgrana. Con la sensación de que el Ciclón hubiera merecido mejor suerte, San Lorenzo y Huracán se fueron a los vestuarios sin sacarse diferencias.

La segunda mitad comenzó con todo, de hecho antes de los diez minutos ambos equipos estuvieron a tiro de abrir el marcador. Cauteruccio y Belluschi pusieron a prueba y comprobaron el gran momento de Marcos Díaz, en la jugada siguiente se lo devoró Caruzzo tras un córner. Pero Huracán también tuvo lo suyo y hasta aventuraría que fueron más claras. En ambas situaciones, Torrico demostró toda su plenitud y por qué se adueñó del arco del Ciclón desde hace varios años. Primero voló ante un remate de Bogado, luego le ahogó el gol a Wanchope Ábila tras un horror de Paulo Díaz (hasta ahí de gran actuación) que arriesgó por demás en el área menor.

Pero estas insinuaciones, con el correr de los minutos, quedaron en el recuerdo. El partido era intenso pero mal jugado. Se mantenía vivo porque se trataba de un clásico, nada más que por eso. Al promediar la segunda mitad, Pablo Guede ya había quemado todos sus cambios e hipotecado las eventualidades que pudieran surgir sobre la marcha. Con Mauro Matos en cancha, el Ciclón llegó al merecido primer gol. Una genialidad de Blanco derivó en Belluschi. El ex Newell´s asistió a Mussis quien habilitó a Cerutti, centro al área y Belluschi que la empujó a la red para decretar el 1 a 0. Golazo de San Lorenzo, explosión azulgrana que silenciaba el Palacio Tomás A. Ducó.

Con el 1 a 0 parcial, San Lorenzo se tranquilizó pero en ningún momento se replegó, al contrario. Lo tuvo Blanco pero se encegueció y la colgó a la tribuna local. También pudo empatarlo Ábila de cabeza luego de un centro de Bogado y la mandó arriba del travesaño.

El Ciclón empezó a liquidarlo cuando Risso vio la roja al derribar a Matos en el centro de la cancha. Si bien dio la sensación de que el central uruguayo no lo tocó a Mauro, la realidad indica que tuvo la intención de partirlo en dos. En el último tramo del partido se protestó todo y se jugó casi nada. El Globo fue adelante de manera obstinada aunque con escasos fundamentos, mas compensó sus carencias con la enjundia. Y cuando el descuento expiraba y la diferencia numérica le era desfavorable, Huracán se lo empató. Luego de un centro de izquierda a derecha llegó un centro al área y Ábila la mandó a la red. 1 a 1, final del partido.

A San Lorenzo se le escapó la tortuga, cuando debía seguir jugando a lo Guede se replegó a lo Bauza y el humilde y vacío Huracán se lo empató. ¿Qué más puedo agregar? Que hay jugadores que partido a partido demuestran que se merecen más banco que otros sería hacer leña del árbol caído. San Lorenzo se va con un empate de Parque de los Patricios y se va cabizbajo, Huracán rapiña en punto en su propia cancha y lo festeja como si fuera un campeonato. Es lógico, en su historia celebraron poco y nada…