Errores que te cuestan cada vez más caros

El plantel azulgrana había dejado una floja imagen en el campeonato local y la Copa de la Superliga el semestre pasado. Pero había conseguido el objetivo de meterse en los 8vos de final de la Copa Libertadores. Con la salida de muchos jugadores que no habían estado a la altura, y la llegada de varios apellidos de renombre, la ilusión se había renovado y quedaba el crédito abierto para avanzar de fase en el certamen internacional, algo que por motivos conocidos no se pudo conseguir.

El primer grave error del entrenador estuvo en la confección de la lista para jugar la Copa. Desde el vamos, utilizó como arquero a Sebastián Torrico, gloria del club, pero que evidentemente no era el elegido por el técnico, ya que a lo largo de la Superliga su guardameta fue siempre Nicolás Navarro. Entonces, si para Pizzi el arquero era Navarro, ¿por qué no lo puso en la lista de buena fe? Nada ni nadie garantizaba que con él bajo los tres palos se iba a pasar de ronda, pero hablamos de las decisiones y convicciones que debe tener un líder delante de un grupo.

Jamás sabremos qué es lo que pasó en el entretiempo del vestuario de la “Nueva Olla”, en Paraguay, pero al volver al terreno de juego, el equipo mostró otra cara para encarar el segundo tiempo y en tan sólo 45 minutos dilapidó frente a Cerro Porteño todo lo que había conseguido en el primer tiempo. Con una sola competencia en juego después de la salida prematura de la Copa Argentina, en manos de un equipo del Ascenso como es Estudiantes de San Luis, el Ciclón debía enfrentar el campeonato doméstico como premio consuelo y con un extenso plantel de más de 35 jugadores. Por ese motivo decidió bajar a algunos chicos a Reserva e ir rotando en el equipo de Primera los nombres para asumir los compromisos que fue teniendo.

En lo estrictamente futbolístico, la pelota parada fue un problema que ya en su primer ciclo le había traído mas que un dolor de cabeza. De hecho, terminó de chocarse contra la pared (y perdió el invicto) por esta cuestión ante Colón. Las derrotas con Boca, la histórica goleada sufrida en manos del humilde Central Córdoba y el papelón de ayer con Huracán demuestra que Pizzi no encuentra respuesta de parte de sus dirigidos. Y esto se nota y se siente aún más cuando ese plus que se necesita para poder jugar falta en los partidos clásicos.

Hubo muchos cambios, es verdad, algunos se dieron por lesiones, suspensiones o por la salida al mercado europeo de Marcos Senesi. Pero sacando todas estas aristas, el entrenador se ha empecinado con ciertos jugadores y no le ha dado la continuidad que necesitan a otros. No se termina de comprender por qué tantas oportunidades para algunos y tan pocas para otros. Eso también habla de la falta de confianza que terminan teniendo aquellos que van al banco o los que ni siquiera concentran. Tampoco resulta coherente que otros estén relegados y de la nada y sin explicación pasen de ni concentrar a ser titulares.

Hubo diez días de receso entre la goleada en contra con Central Córdoba y la caída en el Tomás Adolfo Ducó. Suficiente tiempo para trabajar y corregir los errores. Habrá las mismas cantidad de días para poner la cabeza en frío hasta jugar ante Defensa y Justicia. Consumada la derrota ante Huracán, Juan Antonio Pizzi habló de falta de profesionalismo y se hizo cargo de ser el principal responsable de este momento. En caso de que esto primero que dijo sea así deberá tomar decisiones que dejen en claro a quienes él considera que están para seguir y a quiénes no. El golpe de timón parece estar a tiempo, pero debe hacerse de manera urgente. Si no -como ocurre habitualmente en nuestro fútbol argentino- el santafecino será el primero en pagar los platos rotos…