Empate y preocupación en la visita del Ciclón a La Plata

San Lorenzo jugó el peor partido del año ante Gimnasia e igualó 0 a 0. Flojísimo partido del conjunto de Guede que hace dos semanas que no gana ni en la Copa ni el torneo local.

Partido pendular el de San Lorenzo. Lo empezó y finalizó de manera decorosa, pero defeccionó y tocó fondo en el resto del match. En la primera parte, apenas mostró un envión que tan sólo duró unos minutos. Asustó a Bologna en el comienzo cuando Mercier habilitó a Barrientos quien la picó. Pero el ex arquero de Banfield adivinó la intención y la mandó al córner. Un par de minutos más tarde y luego de un córner, Angeleri cabeceó de pique al piso y Caruzzo no llegó a conectarla ante la salida imprudente del arquero del Lobo.

Hasta aquel momento, el Ciclón había elegido atacar por la izquierda en el comienzo. Sin embargo, esta intención ofensiva duró poco y nada. De pronto, el equipo se desinfló y Gimnasia asumió la iniciativa del partido. Como no aparecerían los creadores en el Ciclón, llámese Blanco y Barrientos, la única manera de llegar era a través de los pelotazos frontales a la espera de que Matos la baje.

Gimnasia optó por atacar por el sector de Buffarini y desde allí generó peligrosas incursiones. La primera la tuvo tras un córner mal pateado por Barrientos donde casi llega al gol. Después, una mala salida de Angeleri le permitió a Wálter Bou cabecear por encima del travesaño. Pero eso no fue todo ya que más tarde llegó la primera polémica de la tarde cuando Fernando Espinoza le anuló correctamente un gol a Gimnasia por una visible falta de Medina sobre Mas. No obstante, el descontrol azulgrana no quedó ahí. El Lobo tuvo otras situaciones más: un testazo de Oreja desviado y un zapatazo cruzado de Medina que le picó mal a Torrico ante la llegada de Noble quien no pudo empujarla. También hubo un penal de Mercier que no le cobraron a Gimnasia y un nuevo remate de Bou al que le volvió a fallar la puntería, por suerte…

En el complemento, el ignoto y humilde Gimnasia siguió acorralando a San Lorenzo sobre su propio terreno. Pero chocó contra la inexpugnable barrera que significa Torrico. El Ciclón deambulaba y soportaba el vendaval a sabiendas que se le venía la noche. Ante este panorama tan negro, Pablo Guede movió el banco de relevos y enderezó bastante el rumbo del partido. Adentro Ortigoza y Cauteruccio, afuera Kalinski y Barrientos de olvidable actuación. Con el “Gordo”, el Ciclón regresó al partido y hasta se dio “el lujo” de volver a inquietar a Bologna después de casi una hora. No obstante y aún habiendo empardado las acciones, el tiempo no le alcanzó para volverse con un triunfo desde la Ciudad de las Diagonales. San Lorenzo cambió en el momento preciso y –al menos- conserva su invicto en el campeonato local. Guede debe trabajar, y mucho, no sólo para volver a creer en que puede meterse en la conversación de la Copa Libertadores, también debe recuperar a jugadores que están en un muy bajo nivel. Quizá sea el momento de rotar a conciencia y sin temblar el pulso. Caso contrario, se corre el riesgo de quedarse sin el pan y sin la torta…