El Ciclón se despertó a tiempo y le dio vuelta el barco al Pirata

 

Pablo Guede aplicó algunos retoques entre sus dirigidos, algunos estructurales y otros en cuanto a nombres. Y este maquillaje no pasó desapercibido. Desde el pitido inicial, San Lorenzo salió a comerse crudo a Belgrano. Sin embargo, fue el Pirata quien golpeó primero y por duplicado, cuando -paradójicamente- hasta ese momento todos los esfuerzos y llegadas habían sido azulgranas. Decía que la visita se puso en ventaja tras una contra letal que Sebastián Luna transformó en gol ante una escasa resistencia de los centrales y de Torrico. Si el 1 a 0 era un mazazo en la cabeza de todos los sanlorencistas en el Bidegain, ¿qué decir cuando en la siguiente jugada llegó el 2-0, del pie del mismo autor, en un tiro libre insulso en el que nuevamente Torrico y los centrales durmieron? Iban 30 minutos del primer tiempo y el aire se había puesto más denso que de costumbre.

 

Nadie podía ver lo que estaba pasando en el campo de juego. La mano pintaba muy mal. Pero San Lorenzo no bajó los trapos y fue por la hazaña. Sebastián Blanco descontó cifras con un hermoso cabezazo luego de una asistencia milimétrica de Lautaro Montoya, reemplazante de Emmanuel Mas, no hace mucho titular indiscutido y convocado a la Selección Argentina. En desventaja, el Ciclón fue por más y le dio de la misma medicina a Belgrano cuando se lo empató en un santiamén. Esta vez fue Cerutti quien aprovechó un centro y decretó el empate con el que se cerró el intenso primer capítulo.

 

En el entretiempo, Guede asumió errores en soledad y mandó a la cancha a Juan Mercier, a sabiendas que Néstor Ortigoza la había pasado mal al hacer las veces de único volante central. Más allá de este detalle, el objetivo de sus dirigidos era dar vuelta la historia, y hacia tal objetivo apuntaron sus cañones. San Lorenzo logró su cometido cuando Fernando Belluschi apuntó al arco desde media distancia y batió la resistencia de Olave, desvío en el camino de Pier Barrios incluido. De casualidad o por causalidad, lo cierto es que el Ciclón se ponía arriba en el tanteador, y lo hacía con absoluta justicia. 

 

Con el 3-2, San Lorenzo siguió avanzando para no sufrir eventuales disgustos, de esos que en las ultimas ocho fechas sin victorias lo privaron de triunfos prácticamente seguros. Cerutti lo tuvo por duplicado pero falló en ambas situaciones. Y lo cerró sin sobresaltos, Belgrano nunca más lo inquietó. La última pitada le sirvió para asegurarse tres puntos vitales para seguir en carrera en el torneo local pero además para recuperar la memoria y la confianza.